El regreso del festival BogotaEats A Cielo Abierto.

BogotaEats A Cielo Abierto duplicó su tamaño para el 2022. En esta segunda edición –que comienza hoy–, el festival que reúne a 30 importantes restaurantes de la ciudad en el museo El Chicó, para que el público disfrute sus platos, vendió todas sus boletas del este fin de semana. Fue tan rápido que su fundador Alejandro Escallón, decidió extenderlo tres días más: del 9 al 11 de septiembre. Y las boletas corren el riesgo de agotarse.
Esta vez, el festival espera recibir a 50.000 personas. Muchas conocieron la marca BogotaEats cuando era apenas la cuenta de recomendaciones gastronómicas en Instagram de Escallón.
El influencer bogotano empezó subiendo fotos de la comida que lo enamoraba. Pero el hobby se creció tanto que los restaurantes empezaron a invitarlo para aparecer en sus publicaciones.
Después, él mismo fundó restaurantes (uno es Dilip) y con la reapertura de establecimientos, tras la cuarentena, se aventuró a crear la primera edición de BogotaEats A Cielo Abierto. La respuesta superó las expectativas, no solo de asistencia: la gente ávida de probar agotó más rápido de lo esperado la comida preparada para los tres días.
El siguiente paso fue crear el festival BurgerVille, que presentó como un “tributo a la hamburguesa”, en el mismo escenario, y con el mismo feliz resultado. Ahora, con más confianza en el regreso de BogotaEats a Cielo Abierto, Escallón evalúa su camino.
“Arrancó como un hobbie –recuerda–. Me encantaba salir a comer, pero la película Chef me inspiró a crear la cuenta. Comencé a subir fotos sin expectativas. Después hice cosas con marcas. Pero esto dio un giro en el 2020. Trabajamos bastante en contenido para las casas. Y empecé a buscarle un propósito a @BogotaEats, teníamos impacto, pero queríamos ir más allá del contenido. Queríamos que tuviera un sentido”.

BurgerVille, otro de los festivales creados por BogotaEats. Foto:Andrés Alvarado
¿Qué transformaciones se fueron dando?
Cuando arranqué no imaginaba tener 20.000 seguidores o un restaurante. Esto fue generando impacto. Fui creando un equipo. Y en un momento dejamos de recibir invitaciones de los restaurantes y empezamos a pagar las cuentas.
¿Por qué?
Al principio, los restaurantes nos invitaban a comer y eso permitía hacer contenidos. Con el tiempo, cuando no se hacía un comentario muy positivo de un lugar, la reacción del sitio era decir que no volvían a invitar al equipo. Cuando empezó esta tensión decidimos pagar la cuenta. Eso le da más valor a la reseña que hacemos y la gente que va, vive una experiencia más similar a la nuestra. Al principio, con las invitaciones, nos sacaban platos que ni estaban en la carta. Los chefs se sentaban en la mesa. Ahora, el tratamiento de los restaurantes es distinto.
No fue el único cambio…
En pandemia dejamos de calificar restaurantes. Esto se volvió un tema empático. Cada restaurante luchaba por sobrevivir y no podía uno salir diciendo que se pasó la cocción. No era el momento. Hoy hacemos reseñas. No todo nos parece delicioso. Podemos decir, ‘esta pizza tal vez no, pero esta entrada sí está rica’. Tratamos de construir. Pagamos la cuenta, aunque nos invitan a eventos de marca y tenemos patrocinios. Con Club Colombia hacemos contenidos. Cuando salió la lista de los 100 restaurantes latinoamericanos de la década, visitamos a los colombianos de la lista patrocinados por ellos. La marca patrocina el festival porque tiene el objetivo de llevar la colombianidad a otro nivel, y nosotros, el de convertir a Bogotá en un destino gastronómico. Para mí los festivales son más emotivos, porque en las redes las cosas no son tan tangibles. En cambio, tener a 30 restaurantes reunidos atendiendo a miles es cumplir un sueño.
¿En qué momento @BogotaEats se volvió proyecto de vida?
Antes trabajaba en una agencia de eventos. Cuando empezó la pandemia tuve que apagarlo porque nadie los hacía y me dediqué a BogotaEats.
Pero no se podía salir…
Por eso empezamos a hacer eventos en casa. Nos aliábamos con restaurantes para hacer clases por Zoom. Por ejemplo: “Haga costillitas en casa con La Fama”. La gente compraba el kit de ingredientes y hacíamos la clase, así apoyábamos a los restaurantes. También empecé a cocinar en redes. Antes no lo hacía por miedo a que me hicieran comentarios de que piqué mal la cebolla o que “la receta no se hace así”. Pero había gente encerrada que no sabía cocinar. Hoy, parte de nuestro contenido es enseñar a cocinar en casa.
¿Cree en Bogotá como destino gastronómico?
La ciudad tiene el potencial. Se come mejor que en otras capitales. Por eso decidimos que el proyecto de @BogotaEats debería contribuir a que fuera vista como capital gastronómica. Pero, mucha gente ni había visitado buenos restaurantes. Por eso nació el festival que reunía 30 de los mejores restaurantes, para que la gente probara en un día lo que hacen seis o siete, en vez de ir a cada uno por separado.
Después hizo Burgerville. ¿Qué aprendió de los festivales?
Burgerville fue un evento temático, con ambientación de dinner de los 50. La gente se disfrazaba con trajes de la época. Así aprendimos que es importante crear universos, y decidimos que BogotaEats a Cielo Abierto fuera un festival temático. Esta vez le damos ambientación de costa. La oferta de comida es de todo tipo, pero el ambiente es tropical.
¿Cuál es la clave del éxito para un influencer?
La persistencia es importante. Hay gente que abre un proyecto digital pensando que hará negocio ya. Pero construir audiencia y credibilidad es un trabajo grande. Empecé porque quería hacer algo con comida, pero la clave fue tener pasión. Esto se demora, pero si se hace con persistencia y pasión encuentra su lugar.
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REDACCIÓN DE CULTURA
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